miércoles, 22 de agosto de 2012

Un crimen en Glew.


Yo vivo en una casa de Glew; Tenía un vecino farmacéutico y además era mi mejor amigo. Un día, tuvo una pelea judicial con otro vecino por un árbol  que estaba entre los dos jardines. Una noche, estaba durmiendo cuando escuché ruidos extraños y un grito escalofriante. Entonces, me cambié y fui a la casa de mi vecino a ver lo que estaba pasando. Fui afuera y vi las huellas frescas de una camioneta. Me asomé por la ventanita de la cocina y vi una de las paredes escritas. Esta decía ''Dios le dan pan a los que no tienen dientes''. En ese instante rompí y vidrio y entré. Vi a mi amigo tirado en una esquina repleto de sangre. Estaba muerto. Rápidamente llamé a la policía.En ese instante la patrulla llegó y le relaté la historia a los oficiales. Ellos investigaron toda la noche, luego me interrogaron. Al otro día, me informaron que unos días antes del asesinato, él había recibido una cuantiosa herencia. Me informaron acerca de los sospechosos. Estos eran: Una farmacéutica, un vecino, y su sobrino. El sobrino, había quedado en banca rota y el farmacéutico no lo veía hace años. El vecino, le hizo un juicio por el árbol que tenían en el medio de los dos jardines. Para mí, la farmacéutica no era sospechosa porque tuvo un pequeño romance con mi amigo, y lo seguía amando. Caminé por el jardín de mi vecino y encontré algo que podría ser de gran ayuda como rastro para la policía; Una camisa ensangrentada, una navaja y unos binoculares. Los tomé con pinzas, los coloqué en un folio y los llevé a la policía para que lo investigaran;

-Señor oficial! Buenos días, o no tan buenos- Le dije a un policía conocido.
-Hola Felipe! ¿Qué te trae por aquí?¿Algo malo acaso?- Me preguntó con un tono burlón. 
-Podría decirse- Le contesté- mi mejor amigo ha muerto y encontré algunas pistas en su patio. Necesito que las investiguen para encontrar al asesino.-Le dije entregándole el folio.
-En tres días podrá saberse, haremos lo posible para hallar al criminal- Respondió seriamente el interlocutor. 
-Muchísimas gracias, oficial- Me despedí y me fui.
A los tres días, como de costumbre, tomé el diario y comencé a leerlo. Lord Thomas Vandorthfell, el esposo de María, la farmacéutica había cometido el crimen, sentenciado a dieciocho años de prisión domiciliaria. Luego, leí su testimonio:
''Soy incapaz de matar a una persona, pero si se trata de mi esposa, puedo hacer lo que sea.  Cuando me enteré que se seguían amando, casi como un impulso, fui a su casa y lo asesiné. Primero miré por los binoculares para confirmar que nadie me estuviera mirando. Lo maté con una navaja y me cambié la camisa sangrienta para no llevarme rastros. La frase no la escribí yo, y tampoco puedo revelar quien lo hizo, ya estaba escrita pero la víctima no se había dado cuenta antes. Me declaro culpable'' 
Caso cerrado, había sido él, lo que no se sabe es quién escribió la frase y por qué (por si no lo he dicho antes) le faltaba parte de la herencia. ¿Será que el culpable no trabajó solo y se entregó para salvar a alguien más? Lo dejo a su criterio.
Victoria Martín 
Martina Pawlak 
Sol Caeiro 
Candela Rocío Viñas.

1 comentario:

  1. Muy buen trabajo. Su cuento está narrado prolija y bellamente. La intriga sin develar al final deja al lector pidiendo un poco más, ¡me parece un final interesante! Es una buena idea el haber incluido el testimonio del culpable. Buen uso de la cursiva para esta parte del texto. Felicitaciones.
    9 (nueve)

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